En un principio solo íbamos a salir Oscar y yo pero cuando llegamos a Pelayo aparecieron Piti,Pedro,Germán y Luís. Los dos primeros habían estado corriendo con las motos el día anterior en Cartagena, que por cierto quedaron segundos, y sin apenas dormir después de conducir y de competir se presentaron en Pelayo y esto no es todo, es más, llegaron puntuales.
Nada más salir tuvimos un pequeño percance, Germán pincha y fue a pasarle justo delante de una pastelería, es que lo tiene todo calculado.
La ruta transcurrió por el Picu el Sol, por la fábrica de callos de Munco,por la iglesia de La Collada, Monte Deva y algún que otro falso llano o repechín.Al principio Luís, que por cierto llevaba bastante tiempo sin salir con nosotros(es el que lleva el casco de la 1ª guerra mundial)no iba todo lo a gusto que el deseaba,según nos contó debió de hacerle daño el limón o el hielo de los refrescos que tomó de madrugada.Pero la cosa cambió radicalmente cuando empezó a engullir unas galletas que llevaba, no es que le dieran alas es que le pusieron dos cohetes en las piernas.No penséis que las galletas eran de esas especiales que producen energía ni gaitas de esas, eran unas galletas que ponían “tostada” simplemente. Como podéis ver en las fotos hicimos unos amigos de cuatro patas a los que Luís les obsequió con una galleta, uno de ellos empezó a correr por unas praderas cercanas y creo que no paró todavía. Ante tal efecto me entraron ganas de probar una galleta y la verdad es que al principio no notaba ningún efecto, pero luego repechín que encontraba repechín que subíamos.
Al final como siempre nos echamos unas risas, sobre todo a la vuelta cuando llegamos otra vez a Pelayo y hablábamos de nuestros próximos proyectos, sobre todo de los gastronómicos.
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