Todo en este vida tiene su cambios y sus evoluciones,el tema
de la hidratación de la gente que hace ejercicio no iba a ser menos.
Aquí os presento unas nuevas pautas de hidratación que
difieren un poco de las que teníamos hasta ahora.Es decir que beber demasiado puede afectar también al rendimiento.
Fuente:Arueda.com
Hasta hace poco, se consideraba que la sed no era un
estímulo suficiente para prevenir la deshidratación durante el ejercicio,
puesto que la sensación de sed aparece cuando ya se ha perdido un 2% del peso
corporal, momento en el que el rendimiento deportivo se creía comprometido. Por
eso, el Colegio Americano de Medicina Deportiva pautó una frecuencia de
hidratación para la población que participaba en eventos deportivos de 600-1200
ml/h. Este rango atendía a datos basados en el estudio de atletas masculinos de
élite. Sin embargo, si las mujeres
atletas hicieran caso del límite superior de estas guías, con gran
probabilidad, desarrollarían una hiponatremia asociada al ejercicio al ingerir
más de lo que pueden excretar. Esto llevó a crear nuevas modificaciones para dar lugar a unas pautas de hidratación
que protegieran a todos los colectivos. Se decidió en 2007 un nuevo rango:
0,4-0,8 l/h para evitar una deshidratación superior al 3% que comprometería el
rendimiento del deportista y también evitar, de esta manera, una disminución
del peso corporal del mismo a consecuencia de la deshidratación.
Sin embargo, todavía las recomendaciones no estaban muy claras;
seguían sin reflejar a la totalidad del colectivo y se referían a una población
deportista muy limitada. No tenían en consideración, por ejemplo, a los cracks
capaces de batir récords corriendo a una velocidad superior a los 20 km/h (en
estas recomendaciones se consideraba una velocidad máxima de 15 km/h); Tampoco
se tenían en cuenta a los atletas aficionadps que acuden a estas competiciones
y las terminan entre 5 y 6 horas, Otra variable que no se tuvo en cuenta fue la
diferencia de temperatura que puede tener lugar en el mismo día de la
competición (en la maratón de NY se han registrado fluctuaciones de
temperaturas de hasta 17ºC desde el inicio hasta el final de la competición. Por
tanto, es evidente que estas recomendaciones son insuficientes y hacen falta
unas guías individualizadas.
Pero, además de estas variables, existía una más que hizo
que las guías actuales de hidratación se tambalearan: los atletas que pierden
más peso corporal durante las maratones, ultramaratones y Ironman son
normalmente los más exitosos. ¿Cómo puede ser?
Resulta que en el maratón de Dubai del 2009, el hombre que ganó
(Gebrselassie) y que, además, batió el récord del mundo al mismo tiempo,
terminó la carrera con una disminución de peso corporal de 5,7 kg, lo que es
equivalente a un 9,8% de pérdida de peso corporal a consecuencia de la
deshidratación. Muy por encima del recomendado límite superior de 3%.
La deshidratación se define como la pérdida de líquidos
corporales superior al 1% del peso corporal, aunque algunos autores la definen
también como la pérdida de peso corporal hallada entre el inicio y la
finalización del ejercicio, y suele expresarse como porcentaje de la pérdida de
peso ocurrido. Bajo condiciones de reposo, nuestro contenido en agua corporal
es relativamente constante, ya que nuestra ingestión de agua iguala las
pérdidas de la misma pero, durante el ejercicio, las pérdidas son considerables
y se llevan a cabo, mayoritariamente por evaporización a través de la piel con
el sudor y por el tracto respiratorio
(por la humificación de los gases que respiramos durante su paso por el tracto
respiratorio. Cuando esto sucede, se produce una respuesta fisiológica del
organismo para poder adaptarse a esta situación:
- Se reduce el vaciado gástrico debido a que se irriga menos
la zona estomacal durante el ejercicio, lo que conlleva una mayor incidencia de
problemas gastrointestinales.
- Se produce una secreción aumentada de hormona
antidiurética (ADH) que permitirá que se conserve el sodio (el sudor genera una
pérdida de agua que produce una mayor concentración de sodio en el líquido
extracelular) y se disminuya la producción de orina para poder mantener el
volumen de sangre central.
- Se reduce el volumen plasmático, ya que gran parte del
agua perdida durante la sudación proviene del líquido plasmático, y aumenta la
osmolaridad plasmática (mayor concentración de solutos).
- Se aumenta la viscosidad sanguínea al reducirse el volumen
plasmático.
- Se incrementa la frecuencia cardiaca: durante el ejercicio
prolongado se produce una reducción del Volumen plasmático que,
secundariamente, conlleva alteraciones en la función cardiovascular. Entre
estas alteraciones destaca la disminución del volumen diastólico que
condicionará el volumen sisotólico con un incremento compensador de la
frecuencia cardiaca para mantener constante el gasto cardíaco.
- Se reduce la presión venosa central, que conlleva una
reducción de la presión de llenado cardíaco y una reducción del volumen
asistólico.
- Aumenta la temperatura a la que comienza la sudoración y
compromete su efecto termorregulador al producirse una reducción de sudor.
La fuerza y precisión del mecanismo de la sed se ha
demostrado tanto en reposo como durante el ejercicio en los adultos jóvenes.
Los seres humanos responden a los aumentos en el suero [Na+] con la secreción
de ADH , la sed y el consumo de agua, que se producen cuando la presión
osmótica sigue estando dentro de los rangos normales. La precisión y la magnitud
de la unidad de la sed se relaciona con áreas ancestrales del cerebro que están
asociadas con las funciones vegetativas tales como el hambre de aire y los
alimentos, la micción y el dolor. Asumir que la unidad de la sed es un índice
inexacto del balance de fluidos durante el ejercicio parecería contradictorio
con la evolución de nuestra especie. Beber en función de la sed es una
respuesta corporal dinámica y en la mayoría de los casos va a proteger frente a
los peligros de beber por debajo de lo necesario o beber por encima de lo
necesario.
Como consecuencia de un ejercicio de resistencia, el
organismo sufre una pérdida de peso relacionada con el agua que se ha eliminado
por el sudor. Una importante consecuencia de beber en función de la sed es que
la pérdida sustancial de masa corporal puede suceder. Sin embargo, esto no
parece producir ninguna desventaja importante. En un metaanálisis de ciclismo
se determinó que beber más o menos que la sed que se tenga no beneficia al
rendimiento. Este análisis encontró que una pérdida de agua corporal de hasta
un 4% no alteró el rendimiento de los ciclistas (al igual que los mejores
maratonianos del mundo no mantienen una pérdida de peso por deshidratación por
debajo del 2-3%) Esta evidencia sugiere que existe un rango tolerable para la
deshidratación que puede no tener un impacto negativo sobre el rendimiento
durante la carrera.
Los defensores de reponer el 100% del peso perdido con la
deshidratación a partir de la ingesta voluntaria, es decir, no esperando a que aparecezca
la sed sino bebiendo cada cierto periodo de tiempo, afirman que de no
reestablecerse el peso perdido, esto podría conducir a una reducción progresiva
del volumen sanguíneo, una disminución de sudor y otros problemas que
afectarían negativamente al rendimiento y salud del deportista. Sin embargo, se
puede rebatir esta afirmación de la siguiente manera:
- Aunque se lleve a cabo un consumo voluntario de líquidos
se ha observado que no se reemplaza en su totalidad el peso perdido durante el
ejercicio (no se reemplaza más del 75%).
- Entre corredores de fondo que han realizado esta práctica,
se ha detectado la aparición de molestias abdominales, náuseas y vómitos, lo
cual sí que podría mermar el rendimiento deportivo.
Esta discrepancia entre la aparición de la sed y el
mantenimiento del peso corporal durante una actividad de resistencia prolongada
sugiere que la compleja regulación del volumen de líquido corporal no está relacionado con el mantenimiento del
peso.
Beber en función de la sed estaba asociado a una disminución
del rendimiento deportivo puesto que ésta aparece cuando existe un 2% de peso
corporal perdido. Se consideraba que la disminución del peso influía
negativamente en el resultado final de la prueba y que, por este motivo, había
que reponer el 100% del peso perdido bebiendo periódicamente, aunque no se
tuviera sed. Sin embargo, no existe evidencia de que ello suponga una
disminución del rendimiento deportivo. Por el contrario, sí se ha demostrado la
aparición de mayor riesgo de hiponatremia cuando la hidratación era voluntaria,
al exceder las necesidades corporales y además, en algunos casos aparecían
molestias gastrointestinales, vómitos y náuseas asociados. Estos datos pueden
ser indicativos de que las guías preestablecidas que imponen beber aunque no se
tenga sed, a fin de buscar el máximo rendimiento deportivo, pueden obtener el
efecto contrario.
PD:Vaya liturgia que os acabo de soltar, pero me parece que estos días vamos a tener que dedicarnos mas a la lectura que hacer ejercicio precisamente por eso, por el agua que va a caer del cielo.
5 comentarios:
Sobre hidratación podrías haber preguntado a un experto.
Me gustaría conocer el punto de vista del Jandrinweb.
Jandrinweb fue mi asesor para este articulo,lo que pasa que en lugar de agua el siempre decía cerveza,pero mas o menos la conclusión es la misma.
Entonces bebo o no?? Porque m perdí en la hiponatremia,.......
Motores,bebe,pero lo justo,tanto peca el exceso como la carencia, eso si de calidad.Vaya esto último se me escapó pensando en otro tipo de hidratación.
Muy buena entrada!!!,
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