Articulo sacado de El Correo:
Ser último en una carrera ciclista tiene mucha
importancia. El ganador y él siempre son los nombres que se miran con
más atención. Uno por ser el mejor; el otro, por ser luchador. Al
pelotón no se le presta atención, sino al último. Ese corredor que ha
sufrido para llegar a meta. Día tras día lo pasa mal. En esa situación
estuvo el corredor de Euskaltel Miguel Minguez, que luchó en cada etapa
para entrar dentro de control y no quedar fuera de la carrera. El
ciclista vizcaíno finalizó la ronda italiana último, a más de cinco
horas de Ryder Hesjedal. Es un honor acabar, aunque sea en la cola.
Siempre mirando al tanto del fuera de control. Ese esfuerzo también
tiene su recompensa. En el Tour de Francia se le denomina 'farolillo
rojo' (lanterne rouge, en francés) al que ocupa la última posición en la
clasificación general. Su dorsal se transforma en rojo. El nombre tiene
su origen en las luces rojas que suelen tener los trenes en su último
vagón. En el ciclismo, ese corredor sería el que ocupa la cola del
pelotón. Ese ciclista, por el mero hecho de ser el que cierra la
clasificación, capta la atención de los fotógrafos y televisiones. Todo
un lujo para los patrocinadores.
Pero en el Giro de Italia llegaron a tener un maillot.
Negro. Fue entre los años 1946 y 1951. La curiosa prenda estuvo
inspirada en Giuseppe Ticozzeli, un futbolista bastante conocido por
haber militado en el Casale, el SPAL y en la selección transalpina y
que, en 1926, decidió participar en el Giro como independiente. Su
rendimiento como ciclista no tuvo muy buenos resultados. Sólo pudo
terminar tres etapas, pero se hizo muy popular por su comportamiento en
la carrera. Ticozzellli, alto y corpulento como futbolista que era,
llegaba a la salida en el último minuto, haciéndose acompañar por un
taxi, saltaba rápidamente sobre la bicicleta preparada por su asistente.
Durante la carrera, endosaba un maillot negro con una
estrella blanca del Casale y se escapaba en las fugas iniciales, para
después, de repente, pararse en algún restaurante para degustar un buen
plato en tranquilidad. Sin pensar en la etapa y la clasificación. La
conquista del maillot negro, un símbolo muy particular, será recordado
por las batallas entre Sante Carollo y Luidi Malabrocca. Ambos ciclistas
trataban de perder tiempo de cualquier forma con solo un objetivo: ser
el último. Se escondían en los bares, establos, rompiendo sus propias
ruedas. El duelo lo gano Malabrocca, que fue el primer ciclista en
endosarse el maillot negro.
En los puertos, a pie
En 1948 el maillot negro lo ganó Bini Toscano Aldo, que,
según los periodistas y aficionados de ese año, terminó la prueba a
pesar de tener una fractura en la mano derecha, provocada por una caída
masiva. En las etapas de montaña, en aquellas que tenía que hacer más
fuerza con sus manos para agarrar el manillar, se bajaba de la bici para
subir los puertos.
Este curioso premio se eliminó a partir de 1952 por las
quejas de los corredores, quienes decían que luchar por conquistar dicho
maillot daba un espectáculo indecente que nada tenia que ver con el
ciclismo. Solo en el 2008 se instauró el número negro, que lo
'consiguió' M Markus Eichler del equipo Milram.
Minguez no es por gusto el último en el Giro, pero sufre
en la montaña, no le va bien. “Si fuera escalador no sería ultimo en la
clasificación”, subrayó.
2 comentarios:
Yo postulo todos los domingos por el maillot negro esi.
No seas tan modestu Jose, vamos a dejarlo en gris claro
Publicar un comentario